Textos de estética cavernaria
Estas líneas contienen algunas reflexiones sobre las singularidades estéticas de la famosa caverna del Soplao. Al hilo de una visita realizada a Cantabria durante los días 21, 22 y 23 de Mayo del 2008, pude contemplar, con sorpresa, un insospechado mundo mineral de calidades nunca vistas. Toda una antología de arte natural, con afinidades a numerosos estilos y tendencias del arte contemporáneo, desfiló ante mis ojos al deambular por estos privilegiados espacios subterráneos. Estas impresiones han sido publicadas recientemente en el libro "El Soplao, una ventana a la Ciencia subterránea", editado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, dentro del capítulo "Las firmas del Soplao".
Sala del Órga
Hace unos años tuve el privilegio de viajar a Cantabria para conocer la Cueva del Soplao. Mi propósito era documentar un proyecto artístico singular: la realización de una serie de grabados calcográficos sobre algunos enclaves emblemáticos de esta joya del mundo subterráneo. Con una observación atenta, minuciosa, y la realización de bocetos, apuntes y fotografías
in situ, pretendía asimilar el estilo, la originalidad de estos paisajes hipogeos.
En mi calidad de artista a la vez que espeleólogo, el reto me resultaba apasionante, y he de confesar que el descubrimiento estético de la caverna superó todas mis expectativas. En compañía de gentiles y pacientes guías pude conocer la Galería de los Fantasmas, la Galería Gorda, el Falso Suelo, la Galería del Campamento, y las Salas del Órgano y el Bosque.
Foto: La entrada a El Soplao se realiza en un tren minero a través de la antigua bocamina de la Isidra
Una de las peculiaridades de la Cueva del Soplao es la perfecta simbiosis entre el cavernamiento natural y las antiguas galerías mineras. Los pasajes, excavados a lo largo
de muchas décadas en la afanosa búsqueda de los minerales metálicos contenidos en las dolomías y calizas encajantes, forman una extensa red, y algunos fueron conectados por azar, a través de los soplaos, con el vacío de la gruta, integrándola en la red minera. Esta característica, la de ser una Cueva-Mina, además de otorgarle un nombre, imprime carácter a la cavidad, que se percibe desde el mismo acceso exterior habilitado, hasta lo más profundo de sus galerías internas.

Foto3: Galería en La Isidra (arriba)
Una sucesión de espacios abiertos, salas, pasajes, junto a techos e íntimas oquedades decoradas con una increíble y pura exuberancia barroca, se ofreció a mi vista al penetrar, por primera vez, en el ámbito subterráneo, desde la mina de acceso. El color de la roca madre, de profundos tonos oxidados, a veces de un rojo vinoso, que denotaba su riqueza mineral, contrastaba vivamente con las blancas capas de reconstrucciones litoquímicas, que a trechos, la recubrían.

Foto Canaleta de desagüe en la galería de los Fantasmas (derecha)
Afortunadamente, hoy en día, estamos mejor dispuestos a valorar estéticamente las cavernas, que en el pasado. Es en ámbitos subterráneos, donde pareciera que la estética del Arte contemporáneo, asimilando muchos de los principios de la estética natural, hubiese bebido de sus fuentes. Estos estilos artísticos, y algunas técnicas de la pintura surrealista como el frottage, el decapage o la decalcomanía, podrían haber sido utilizadas, - si ello fuese concebible -, por un hipotético artista demiurgo en el proceso de creación de la Cueva del Soplao.

Si comparamos el prejuicio del esteta del siglo XIX, dominado todavía por el paradigma clasicista o realista,
( como el del Conde de Gobineau, con respecto a los espeleotemas de la Gruta de Antíparos, en Grecia: "En cuanto a las estalactitas, son los trillados horrores que los amantes de la naturaleza por todas partes adoran,imitaciones de los palillos de caramelo de azúcar que se coagularan fuera de su molde, informes, torpes derramamientos, anchos en el lugar incorrecto, delgados donde no deberían, y con pretenciosa forma de lágrimas" ); con las nuevas sensibilidades surgidas tras las revoluciones artísticas del siglo XX, (Cubismo, Abstracción, Surrealismo, Arte matérico o gestual, Expresionismo abstracto...), que han ensanchado enormemente el horizonte de la apreciación de la belleza, nos percatamos de por qué, la visita a cavidades excepcionales como el Soplao, se torna, para un público creciente, en una gran experiencia estética.
Tomemos como ejemplo uno de los lugares elegidos con preferencia para la realización de mis bocetos: esa maravillosa cripta que es el llamado Falso suelo. Una suerte de decapage natural erosionó los sedimentos arcillosos que rellenaban casi por completo la galería, dejando suspendido el suelo estalagmítico que, a modo de fina costra, los sellaba. Su delgadez propició algunos desplomes, agujeros que, como ventanas, se asoman al maravilloso techo ornamentado.
En pocos lugares de la Tierra puede experimentarse una sensación semejante: contemplar con admirable cercanía, - como a través de lentes de aproximación -, la deslumbrante creatividad natural que se despliega ante nosotros. Se presenta a la vista como un bosque mineral en miniatura, de nívea pureza, que creciera, desde la bóveda, invertido.
A partir de estalactitas fistulosas blancas, se despliegan las sinuosas líneas vermiformes de las excéntricas de calcita, buscando todas las direcciones del espacio, y los estallidos de las agujas de aragonito que fosforecen en la penumbra, como un universo de líneas de enorme dinamismo, que harían palidecer a las de un Pollock o un Mathieu.
Por su riqueza de procedimientos y recursos expresivos que aquí, contemplados en detalle, son de una gestualidad
espontánea e insuperable, - de igual forma que, en otros techos de la caverna, los apreciamos, desde la distancia, como conjuntos de barroca abstracción -, podemos asegurar que las formaciones excéntricas de la Cueva del Soplao, constituyen ejemplos sin parangón de arte natural.
Jackson Pollock: "Number 5"
Qué características definen este arte natural? Ciertos rasgos nos acercan a su esencia:
asimetría,
biomorfismo
(organicidad en las formas),
gestualidad y
geometría fractal - esta última fundamental, a partir de las teorías de Mandelbrot, para la percepción de la estética natural -, caracterizan las formas dinámicas, activas, formas de génesis y crecimiento (en el ritmo pausado del tiempo geológico), de las formaciones excéntricas.
Desde el punto de vista del color, el valor estético de esta caverna se basa claramente en el diálogo, por contraste, de dos colores: el óxido rojo mineral, y el blanco, con frecuencia de una extraordinaria pureza. Colorea el primero las paredes y techos desnudos, donde la roca se muestra a menudo con texturas, cúpulas y relieves de disolución, y sobre ellos, aparecen, en forma de grandes manchas irregulares,

las blancas marañas de excéntricas, y los acentos verticales de estalactitas, estalagmitas y columnas, asimismo blancas, que dividen y compartimentan el espacio subterráneo. Si a ello añadimos los tierras y ocres de los sedimentos, y las raras estalactitas, estalagmitas y pequeñas columnas amarillas, pardas y negras, ricas en materia orgánica, que aparecen, a veces, como enérgicos trazos verticales, tendremos una visión en la que pudieran haberse inspirado ciertos artistas matéricos como Burri o Tápies.
Los raros espeleotemas ambarinos (también llamados espeleotemas coca-cola), no se han hallado, hasta el momento, en ninguna otra caverna del mundo, y, por tanto, constituyen un endemismo exclusivo de la Cueva del Soplao. Su origen se ha vinculado a pequeños depósitos de carbón, que, atravesados por el agua, tiñen las formaciones con materia orgánica, similar a una tinta china diluida y carbonatada.
Alberto Burri: "Composición"
Antoni Tápies: "Cuatro agujeros"
En el vasto y tenebroso vacío de la caverna, la luz artificial favorece, de igual manera, un tipo de percepción que pudiéramos denominar
escenográfica: en efecto, los focos,

- o la luz portátil - concentran nuestra atención hacia determinadas áreas que percibimos como
escenarios. Sólo entonces, aparecen los
personajes, formas naturales
imitativas, con que la imaginación popular fantasea, y que no podían faltar en la Cueva del Soplao, donde los
fantasmas parecen a punto de iniciar una muda y misteriosa representación; y el
obispo o el
vigilante, su compañero, nos esperan para escoltarnos, con gesto grave, por ese majestuoso templo natural que es la galería Gorda.
José Ganfornina: "Los Centinelas (El Obispo y El Vigilante)". Boceto
Otra alta galería, que cobija bajo su bóveda un nocturno bosque pétreo de fustes y banderas, iluminados como con luz lunar, se constituye también en nuevo escenario de representación para unos actores, esta vez, nosotros mismos.
Entre la inmóvil majestad de sus columnas, algunas inquietantemente partidas, desorientados en nuestro caminar, recordando aquello de que... los árboles no dejan ver el bosque..., nos perdemos, buscamos ese jardín de los senderos que se bifurcan, cada vez de forma más inextricable.
A ese portentoso jardín subterráneo, que la naturaleza, en su creatividad inagotable, pacientemente construyó, regreso, con frecuencia, en mi imaginación.

Algunas de las personas que contribuyeron a que mi estancia en El Soplao fuera una experiencia sumamente grata y fructífera. De izquierda a derecha: Pedro Robledo (Instituto Geológico y Minero de España, IGME, investigador), Rafael Pablo (Museo Geominero, IGME, investigador), Fermín Unzué (El Soplao S.L. Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, Gobierno de Cantabria, Santander, director gerente de la Cueva), Maite Castanedo (El Soplao S.L., guía) y Luís Carcavilla (IGME, investigador). A todos ellos, así como a las guías Gema Arroyo y Jezabel Tazón, que me acompañaron al interior de la Cueva, y especialmente, al buen amigo Juan José Durán Valsero (IGME, Coordinador de la publicación), mi profundo agradecimiento
LIBROS
Juan José Durán Valsero (coordinador): "El Soplao, una ventana a la investigación subterránea". Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, Gobierno de Cantabria, Santander, 2011
ILUSTRACIONES
Jackson Pollock: "Number 5"
Alberto Burri: "Composición"
Antoni Täpies: "Cuatro agujeros"
Todas las fotografías y bocetos fueron realizados durante mi viaje a El Soplao